Nuestra Tierra
¿Por qué nos dicen de pequeños que el mar es azul?
Si el mar es un lienzo en constante transformación con sus tonalidades turquesas, verdes, cristalinas, blanquecinas en el oscuro azabache que se oculta en sus profundidades. La vida es como el mar, es una sinfonía de colores, un baile perpetuo de cambios y contrastes que nos invita a sumergirnos en su espectro infinito de colores.
Nos enamoramos de esta fluctuación constante porque nos identificamos con ella, en momentos de cambio y de incertidumbre deseamos ser como el color de nuestra tierra: frágil y cautivador, versátil y auténtico.
Nuestra Tierra vuelve a vincularnos con nuestro origen, el color.
Esta vez desde una perspectiva completamente distinta, la percepción del color de la tierra y la armonía perfecta que esa crea en cada esquina del planeta. Es aquello que tratan de capturar desesperadamente todos los artistas en sus óleos, acuarelas, fotografías reveladas, el color de la naturaleza, el color del océano, del verde tropical, el marrón tostado de la arena, los grises de las rocas… Colores que evolucionan, se transforman y solo el tiempo revelará lo que aún no ha sido visto.
Sumergidos en la esencia de la naturaleza, presentamos estas delicadas piezas de gasa de seda, confeccionadas a mano, que con su caída fina bailan con el movimiento del cuerpo y reflejan diversas tonalidades de colores que rinden homenaje a los ciclos naturales y los cambios de la propia vida.
Sossusvlei, Kashmir, y Belize representan momentos de la vida y sus procesos naturales, el ciclo solar – el nacimiento; los verdes caóticos – la juventud; las corrientes marinas – la sabiduría.